Con base en las Sagradas Escrituras, declaramos nuestra fe Cristiana, expresada en los siguientes artículos de fe, los cuales son nuestras definiciones doctrinales y teológicas.
Art. 1. Creemos en la existencia de un único Dios, espíritu infinito, eterno, perfecto e inmutable, santo, justo, bueno, omnisciente y omnipotente (1).
(1) I Timoteo 2:5; S. Juan 4:24; I Reyes 8:27; I Timoteo 6:16; Hebreos 1:11, 12; S. Mateo 5:48; Santiago 1:17; I Pedro 1:15; S. Mateo 19:17; Salmos 139:1-24; Génesis 17:1.
Art. 2. Creemos que Dios siendo uno (1) [unidad de Dios]; sin embargo, existe eternamente en tres personas (2): Padre, Hijo y Espíritu Santo, los cuales son un solo Dios, iguales en naturaleza, poder y gloria, esta es la doctrina de la Santísima Trinidad en la cual creemos.
(1) Deuteronomio 6:4; Santiago 2:19; (2) S. Mateo 28:19; II Corintios 13:14; Gálatas 1:3; S. Juan 14:10, 11; I Juan 4:13.
Art. 3. Creemos que Jesucristo es el eterno Hijo de Dios (1), consubstancial con el Padre (2) y el Espíritu Santo, el cual siendo Dios asumió una verdadera naturaleza humana, mediante su encarnación en el vientre de la virgen María por el poder del Espíritu Santo (3), razón por la cual creemos en el nacimiento virginal de Jesucristo.
(1) S. Juan 1:18; S. Mateo 1:17; (2) S. Juan 5:18; 10:30, 33 (3) S. Lucas 1:35; Filipenses 2:5-8.
Art. 4. Creemos en el Espíritu Santo, la tercera persona de la Trinidad, consubstancial con el Padre y el Hijo, el cual vino a morar en la iglesia, en los corazones de los creyentes, mediante la fe (1). El Espíritu Santo es quien nos aplica en plenitud la redención obrada por Cristo, produciendo en nosotros la Fe (2), por la cual nos une a Cristo y a su iglesia, nos Santifica, sella, bautiza, imparte sus dones y otorga poder para predicar el evangelio (3).
(1) S. Juan 7:39; I Corintios 3:16; Efesios 1:13; Gálatas 3:2. (2) S. Juan 16:8. (3) Romanos 5:5; I Corintios 12:4-6, 11, 13; Tito 3:5, 6.
Art. 5. Creemos que en los 66 libros de las Sagradas Escrituras, Dios nos ha revelado su eterno propósito redentor y su perfecta voluntad para que sepamos cómo vivir conforme a ella en este mundo. Estas escrituras, creemos, son la eterna, completa e infalible Palabra de Dios, plenamente inspirada por el Espíritu de Dios y normativas para la vida de los cristianos. También creemos que en estas escrituras está la Revelación definitiva y suficiente de Dios (1).
(1) S. Mateo 12:22-29; S. Juan 5:39; II Timoteo 3:15-17; II Pedro 1:21.
Art. 6. Creemos que en el Principio, Creo Dios, con la Palabra de su Poder, los cielos y la tierra y todo lo que existe, haciendo, además, al hombre a su imagen y semejanza (1).
(1) Génesis 1:1-27; S. Mateo 19:4.
Art. 7. Creemos que el hombre, habiendo sido originalmente creado santo y bueno, al desobedecer a Dios, cayó bajo el dominio del pecado, llegando a ser totalmente pecaminoso, espiritualmente muerto y bajo eterna condenación (1). Por tanto, creemos que, a menos que el Espíritu Santo le dé vida, es incapaz de Buscar a Dios, salvarse por sí mismo y hacer la voluntad divina (2). También creemos que el pecado afectó a toda la creación (3).
(1) Génesis 2:16-17; 3:6-24; Romanos 3:23; 5:12; Efesios 2:1 (2) Efesios 2:1-10; (3) Gálatas 3:22; Romanos 8:20-22.
Art. 8. Creemos que Dios, de pura gracia y no por merecimiento nuestro (1), envió a su hijo Jesús al mundo a morir por nuestros pecados en forma sustituta, recibiendo en la cruz el castigo de nuestros pecados (2), aunque él siempre fue justo, santo y bueno (3).
(1) Efesios 2:8; (2) Romanos 5:6-8; Isaías 53:4-8 (3) Hebreos 4:15; I Pedro 2:22; II Corintios 5:21.
Art. 9. Creemos que esta muerte vicaria del Hijo de Dios, al ser aceptada en fe, nos coloca ante el Padre como justos, Santos, poseedores de la vida eterna y como hijo verdadero de Dios (1), mediante la adopción en Cristo (2). Creemos que toda esta bendición salvífica proviene de la libre gracia de Dios y puede ser recibida gratuitamente, sin obra, cooperación o esfuerzo alguno de parte nuestra, tan solo mediante la fe en la obra redentora de Jesucristo (3)
(1) Romanos 5:1; Colosenses 1:21-22; I Juan 5:11, 12; S. Juan 1:12 (2) Gálatas 4:4-7; Romanos 8:15. (3) Efesios 2:8, 9; Romanos 4:1-6; I Corintios 1:29-31.
Art. 10. Creemos en la resurrección corporal de Jesucristo, el cual con un cuerpo glorificado Ascendió al cielo (1), en donde intercede por nosotros ante el Padre, en su continuo ministerio sacerdotal (2)
(1) S. Lucas 24:1-12, 39, 40; I Corintios 15:1-8, 20-23, 40-53; Filipenses 3:20, 21. (2) Colosenses 3:1; Hebreos 1:3; 4:14-16; 5:5, 6; 7:25-28; I Juan 2:1.
Art. 11. Creemos en la Iglesia Cristiana como el verdadero y único pueblo de Dios, compuesto por todos los salvados en Cristo, cuya cabeza es Cristo mismo (1). En medio de este pueblo habita el Espíritu Santo, quien produce la comunión y desarrolla múltiples dones para la edificación de este cuerpo (2). Esta iglesia es universal y puede ser parte de ella toda persona, sin distinción alguna, tan solo por la fe en Jesucristo, expresada mediante el bautismo con agua (3). Creemos que la Iglesia debe ser gobernada, servida y edificada por los ministerios descritos en el nuevo testamento, tales como pastores, maestros, diáconos y evangelistas (4).
(1) Efesios 1:19-23; 2:11-22 (2) Efesios 4:1-16 (3) S. Mateo 28:19-20: S. Marcos 16:15-16; Gálatas 3:26-28 (4) I Corintios 12:28; Efesios 4:11-12.
Art. 12. Creemos que el bautismo y la cena del Señor son los únicos sacramentos u ordenanzas instituidos por Dios para ser observado por la Iglesia Cristiana hasta que Cristo retorne a la tierra (1). El bautismo debe ser con agua en nombre de la trinidad (2) y la Santa Cena debe ser ofrecida a los creyentes en las especies del Pan y el vino, en memorial de Sacrificio vicario de nuestro Señor Jesucristo (3).
(1) S. Marcos 16:16; I Corintios 11:23-26; (2) Hechos 10:47; S. Mateo 28:19; (3) S. Lucas 22:15-20.
Art. 13. Creemos que los cristianos tienen el deber de dar culto, de adoración a Dios. Este culto es tanto privado como público (1). El culto público consiste en la congregación de los creyentes para adorar en comunión a Dios (2), presididos por los ministros y oficiales reconocidos por la iglesia.
(1) S. Juan 4:23, 24; Romanos 12:1; (2) Hechos 2:44-47; I Corintios 14: 26; Hebreos 10:24,25.
Art. 14. Creemos que como sacerdotes del nuevo pacto, tenemos la libertad de ir directamente a Dios en oración, confesión de pecados, intercesión y adoración (1); todo esto gracias a la mediación sumo sacerdotal de Cristo, quien en virtud de su obra expiatoria nos proveyó libre acceso al Padre (2).
(1) I Pedro 2:5, 9; Hebreos 13:15; I Juan 1:9 (2) hebreos 4:14-16; I Juan 2:1, 2; Hebreos 10:19-22.
Art. 15. También creemos en la existencia de un mundo espiritual sobrenatural, en donde existen entidades de naturaleza no humana; algunas son puras y benéficas como las pertenecientes al mundo de Dios (1) y otras malignas e impuras como las pertenecientes al reino de satanás, las cuales fueron originalmente seres angélicos (2).
(1) Hebreos 1:14; Génesis 28:12; Salmos 91:11; 103:20, 21; I Pedro 3:22 (2) Efesios 6:10-12; II Pedro 2:4.
Art. 16. Creemos en el retorno Personal y glorioso de nuestro señor Jesucristo, el cual vendrá al fin del tiempo a buscar su iglesia, para lo cual primeramente resucitara a los muertos creyentes y transformará a los cristianos vivos para llevarlos a estar para siempre con él (1). S. Mateo 24:29-31; I Corintios 15:51-52; I Tesalonicenses 4:14-17; II Pedro 3:9-12; Apocalipsis 1:5-7.
Art. 17. También creemos que el Señor en su venida Juzgará a los impíos y determinará su eterna condenación (1), como así mismo enviará a la condenación eterna a satanás y los ángeles caídos (2). También creemos que en su venida ejecutará sus justos juicios sobre la humanidad impía y pondrá punto final a la historia humana (3).
(1) S. Mateo 25:31-33; II Tesalonicenses 1:6-10; Apocalipsis 20:11-15; 21:8 (2) II Pedro 2:4; Apocalipsis 20:10 (3) II Pedro 3:10-12; Apocalipsis 6:1-17; 8:6; 9:21; 14:14-20; 16:1-21.
Art. 18. Creemos en la realidad de un cielo y tierra nuevos, en los cuales se realiza en plenitud la justicia, preparados por Dios para que vivan eternamente los redimidos, disfrutando de verdadera paz, felicidad y de la bendita presencia del Señor (1). También creemos en la eterna condenación de los impíos, los cuales sufrirán la eterna exclusión de la presencia bienaventurada de Dios, por haber rechazado su amor salvador (2).
(1) Isaías 65:17; II Pedro 3:13; Apocalipsis 21:1-7; (2) S. Mateo 13:40-42, 49-50; 25:41; S. Juan 3:18; II Tesalonicenses 1:8-10; Apocalipsis 20:15.
Esta declaración de fe fue aprobada por la Junta de pastores de lSA en Temuco en julio 22-24, del 2009.